El melasma, también denominado cloasma o máscara del embarazo, es una patología cutánea que consiste en la aparición de manchas oscuras de color amarronado (hipermelanosis) localizadas en un 65% en el área centro facial, en un 20% en mejilas y pómulos y en un 15% en la región mandibular.

Esta condición puede darse por varios motivos, entre ellos está la predisposición genética, exposición a la luz solar y ultravioleta, factores hormonales (las manchas se manifiestan por primera vez con el uso de anticonceptivos y el embarazo), factores que causan irritación crónica  en la piel como cremas, depilación manual, alergias y fármacos.

Cabe destacar que este es un proceso casi exclusivo en mujeres de mediana edad (90%), en raras ocasiones persiste después de la menopausia y afecta principalmente a mujeres de origen hispánico y asiático. Su duración es muy variable, suele durar años, con aumentos de coloración durante los meses de exposición solar (verano), los tratamientos adecuados intentarán reducir o atenuar las manchas pero si no se trata correctamente, la hiperpigmentación puede ser permanente.

Tratamiento

El tratamiento es permanente y a largo plazo para controlar el grado de pigmentación y la  tendencia a las recidivas interviniendo en los factores predisponentes.

Se basa en:

Prevención:

Evitar todo lo que sea posible la incidencia directa del sol o los sistemas lumínicos que inducen un aumento de las lesiones.

– Uso de filtros solares de alta protección (superiores a un FP 50), tanto en verano como en invierno.

Tratamientos tópicos:

– Uso de agentes despigmentantes que bloquean la formación de melanina por los melanocitos para atenuar las manchas, pueden estar asociados a otros principios activos para potenciar la acción de los despigmentantes.

Es muy importante que el tratamiento esté dirigido por un dermatólogo para elegir la combinación y los porcentajes adecuados que logren el control de las manchas previniendo además los efectos secundarios indeseables como irritaciones y el más delicado: la ocronosis, que se da debido al uso permanente de despigmentantes lo que causa manchas permanentes que no responden a ningún tratamiento.

Peelings:

– La exfoliación de las capas superficiales de la piel mediante la aplicación de sustancias abrasivas como ácido tricloroacético, ácido láctico, ácido salicílico, ácido glicólico, ácido pirúvico, permite la renovación celular de la epidermis, facilitando el efecto de los agentes despigmentantes para lograr el aclaramiento más eficiente de la piel.

Láseres:

– La luz del láser tiene una longitud de onda que tiene afinidad con el pigmento logrando aclarar las  manchas; una evaluación objetiva por el dermatólogo logra hacer una indicación precisa para evaluar el resultado que se puede lograr con el tipo de láser más adecuado. Existen varios tipos  de láser que pueden ser de utilidad en el tratamiento de las manchas: IPL, luz intensa pulsada, láser Nd Yag y láseres fraccionados Erbium Yag, son procedimientos complementarios que por sí solos no tratan las manchas y necesariamente se deben asociar con tratamientos dermatológicos tópicos

Tratamientos orales:

– Ácido tranexámico: tiene una indicación precisa para el tratamiento complementario de las manchas  cuando estas presentan un componente vascular, la ingesta regular de este medicamento puede ayudar significativamente en una respuesta favorable en este tipo de manchas.